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Foto del escritorCanal Vida

Tiempo de humildad y reencuentro con Dios

A 400 años de la muerte de san Francisco de Sales el Santo Padre publicó la carta apostólica Totum amoris est, en la que afirma que este doctor de la Iglesia supo ayudar a los hombres a buscar a Dios en la caridad, la alegría y la libertad.
 

Al cumplirse este 28 de diciembre 400 años de la muerte de san Francisco de Sales, Francisco dedicó su catequesis, durante la audiencia general celebrada en el aula Pablo VI, a reflexionar sobre la Navidad junto con el gran predicador y maestro espiritual del siglo XVII.


Con motivo de ese aniversario, el Papa explicó al final de la audiencia que escribió una carta apostólica, “Totum amoris est”(Todo pertenece al amor), en la que recorre la vida de san Francisco de Sales.

 
 
LA HUMILDAD DEL REY

"Prefiero cien veces ver al Niño en el pesebre que a todos los reyes en sus tronos", con estas palabras del santo obispo en sus cartas a santa Juana Francisca de Chantal, Francisco comenzó su catequesis ante una multitud.


"Jesús, el Rey del universo, nunca se sentó en un trono: nació en un establo, fue envuelto en pañales y acostado en un pesebre; y finalmente murió en una cruz y, envuelto en una sábana, fue depositado en el sepulcro. De hecho, el evangelista Lucas, al relatar el nacimiento de Jesús, insiste mucho en el detalle del pesebre", explicó el Pontífice.

 
 
MISTERIO DEL PESEBRE

El Santo Padre profundizó en el misterio del nacimiento de Jesús, "en compañía" de san Francisco de Sales, "para entender qué clase de Mesías es el que nació en Belén de la Virgen María, es decir, en definitiva, quién es Jesús. Jesús es el Hijo de Dios que nos salva haciéndose hombre, despojándose de su gloria y humillándose".


El signo del pesebre muestra el "estilo" de Dios, que es cercanía, compasión y ternura. Por eso añadió: "Con este estilo suyo, Dios nos atrae hacia sí. No nos toma por la fuerza, no nos impone su verdad y su justicia. Quiere atraernos con amor, con ternura. En otra carta, de nuevo en el contexto de la Navidad, san Francisco de Sales escribe: 'El imán atrae al hierro y el ámbar a la paja y al heno. Pues bien, tanto si somos de hierro por nuestra dureza, como si somos de paja por nuestra debilidad, debemos hacernos atraer por este Niñito celestial'".


A veces somos "de hierro", es decir, duros, rígidos, fríos. Otras veces somos "paja", es decir, frágiles, débiles, insustanciales. Así que Dios encontró el medio de atraernos seamos como seamos: con amor.

 
 
LA POBREZA

Otro aspecto que se destaca en el pesebre es la pobreza, entendida como renuncia a toda vanidad mundana. “Tengamos cuidado de no caer en la caricatura mundana de la Navidad, reducida a una celebración cursi y consumista”, destacó el vicario de Cristo.


Alocución del Santo Padre en la audiencia general del 28 de diciembre.


El Papa concluyó recordando que san Francisco de Sales, dos días antes de su muerte, les dijo a las hermanas visitandinas "¿Ves al Niño Jesús en el pesebre? Recibe todos los estragos del tiempo, del frío y de todo lo que el Padre permite que le suceda. No rechaza los pequeños consuelos que le da su madre, y no está escrito que extienda nunca las manos para tener el pecho de su Madre, sino que todo lo deja a su cuidado y previsión; así nosotros no debemos desear nada ni rechazar nada, soportando todo lo que Dios nos envía, el frío y las injusticias del tiempo".

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