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Testimonios de vida cristiana

Francisco se reunió con el movimiento “Equipos de Jóvenes de Nuestra Señora”, que viven según los principios de la doctrina católica. “María ayuda para que nunca se pierda el centro de sus vidas, que es el Señor”, les dijo el Papa.
 

En un mundo en el que parece imperar el relativismo y la ausencia de reglas morales, siempre hay una luz de esperanza, sobre todo cuando se observan nuevas generaciones vivir según los valores cristianos, como el movimiento “Equipos de Jóvenes de Nuestra Señora”, que se reunió esta mañana con el Papa Francisco en la sala Clementina del Palacio Apostólico.



“Cada uno de ustedes es una esperanza para la Iglesia”, afirmó el Santo Padre ante los más de 250 miembros de la entidad nacida en 1947, conformada por jóvenes, parejas y familias que viven según los principios de la doctrina católica, profundizando en su conocimiento, para crecer en la intimidad con Cristo y la Virgen María, sintiéndose enviados a la misión en la vida cotidiana.


El movimiento, actualmente está presente en Europa, América, África y Oceanía, y cuenta con más de 150 mil miembros.



PROTEGIDOS POR MARÍA

El Pontífice, antes de recibir los diferentes obsequios que le entregaron los integrantes del movimiento, reflexionó sobre el nombre de la agrupación e indicó la importancia de ser un “equipo”, dado que Dios siempre atrae hacia una comunidad, ya que “no es bueno” caminar solo.



“No tengas miedo de abrirte, correr riesgos; y no tengas miedo de los demás”, aseguró el vicario de Cristo, aunque indicó que es cierto que existe el acoso, abuso, la mentira, la traición, “pero el problema no es defenderme de los demás sino que mi preocupación debe ser defender a las víctimas”, subrayó.


Asimismo, indicó que ellos se colocaron bajo el amparo de María y que cuando uno está con la Virgen “nunca pierde el centro, que es el Señor, porque María nunca se señala a sí misma, sino a Jesús y a sus hermanos”.


Por último señaló que el futuro es de los jóvenes, como los que integran el movimiento, quienes deben tener dos cualidades: alas y raíces. “Jóvenes con alas para volar, para soñar, para crear, y con raíces para recibir de los mayores la sabiduría que dan” subrayó.



(Fotografía: Vatican Media)

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