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Sodalicio, el negocio millonario de la fe

El Vaticano apunta al núcleo de poder económico del Sodalicio de Vida Cristiana. Tras la expulsión de diez miembros de su cúpula, la investigación revela un entramado de negocios millonarios, cuentas offshore, compras de terrenos y propiedades, y presunto lavado de dinero en el Perú y otros países. Dos denunciantes amenazados con la excomunión.
 
Sodalicio

"El diablo entra por el bolsillo", dijo Francisco la semana pasada en el encuentro con movimientos de la economía popular; y así parece, ya que una de las líneas de investigación que lleva el Vaticano sobre el Sodalicio de Vida Cristiana son sus finanzas, que no están muy claras.


El Papa Francisco tomó una decisión histórica: enfrentar de lleno al Sodalicio de Vida Cristiana, un grupo religioso peruano de tinte ultraconservador fundado en 1971 por el carismático Luis Fernando Figari. La organización, que cuenta con 20 mil seguidores en 25 países, está envuelta en un escándalo de abusos sexuales, físicos y de poder, además de una compleja red financiera que involucra negocios inmobiliarios, colegios, sanidad, industria agropecuaria y minería.


"El Sodalicio habría utilizado mecanismos para mover dinero a través de sociedades offshore, primero a Panamá, luego a las Islas Vírgenes y, finalmente, a Denver, Colorado, en Estados Unidos."

Desde que se hicieron públicas las primeras denuncias de abusos a principios de 2000, el Vaticano inició una operación a gran escala para desmantelar el poder del Sodalicio. A la expulsión en agosto del propio Figari —acusado de abusar sádicamente de menores y adultos— le siguió, hace apenas unos días, la de otros diez miembros clave de la cúpula, incluyendo tres sacerdotes, el arzobispo emérito de Piura José Antonio Eguren y el periodista Alejandro Bermúdez vinculado con ACI Prensa y EWTN.


Sin embargo, las investigaciones revelan que el verdadero centro del poder de este movimiento radica en una trama financiera que el Vaticano y la Fiscalía peruana buscan desenmarañar.

 
Pedro Kriskovich
 
Un imperio financiero bajo la lupa

El Sodalicio, que fue creciendo bajo movimiento laico de "soldados de Dios", creó un vasto imperio financiero valorado en 2015 en unos 1.000 millones de dólares. Según fuentes del Vaticano, esta operación tiene sus raíces en la actividad económica del grupo, que incluye la adquisición de terrenos, construcción de cementerios de lujo, y supuestos negocios encubiertos a través de paraísos fiscales en Panamá y las Islas Vírgenes.


La periodista Paola Ugaz, coautora del libro "Mitad monjes, mitad soldados" que investigó el caso en el Perú, describió al Sodalicio como un "Estado dentro del Estado".


Pero este movimiento se asemeja más a una entidad financiera: allegados a la entidad católica indicaron a canalvida.net que la organización habría utilizado su influencia para operar en mercados inmobiliarios, colegios, sanidad y minería. Una de las figuras más destacadas de este entramado sería el sacerdote Jaime Baertl, señalado como uno de los principales artífices de las complejas operaciones financieras del grupo.


Sodalicio

Para muchos analistas, la expulsión del arzobispo emérito de Piura José Antonio Eguren (izq.) y el periodista Alejandro Bermúdez, sumado a la de Luis Figari, es el principio del fin de un movimiento que en el último tiempo se dedico a facturar económicamente, y no a evangelizar.


Una trama iniciada con respaldo eclesiástico

El inicio del imperio económico del Sodalicio se remonta al 2000, cuando el entonces arzobispo de Tarragona, Luis Martínez Sistach —más tarde arzobispo de Barcelona y cardenal— avaló un informe que permitió al movimiento convertir un cementerio privado en una "misión" religiosa.


Este movimiento jurídico, respaldado por el concordato firmado entre Perú y la Santa Sede en 1980, permitió que la organización quedara exenta de impuestos. El Sodalicio aprovechó la oportunidad para crear una red de nueve cementerios de lujo en todo el país, lo que fue el inicio de su fortuna.


"Las denuncias que comenzaron a surgir en el 2000 destaparon una realidad oscura: abusos físicos, psicológicos, sexuales y financieros cometidos dentro de la organización."

Esta red de actividades económicas y la posterior exención tributaria plantean preguntas serias sobre la transparencia y legalidad de las finanzas del movimiento. Según Ugaz, el Sodalicio habría utilizado estos mecanismos para mover dinero a través de sociedades offshore, primero a Panamá, luego a las Islas Vírgenes y, finalmente, a Denver, Colorado, en Estados Unidos.

 
GIN
 
Expulsiones y reacciones de la cúpula sodálite

Ante las investigaciones y las recientes expulsiones decretadas por el Santo Padre, el Sodalicio reaccionó desplegando una campaña de desprestigio contra la propia investigación del Vaticano. Dos personas vinculadas al grupo, Giuliana Caccia y Sebastián Blanco, presentaron una denuncia en la Fiscalía peruana contra Jordi Bertomeu, uno de los miembros de la misión especial enviada por el Papa para investigar el caso.


Sodalicio

 Giuliana Caccia y Sebastián Blanco, amenazados con excomulgarlos por entrometerse en la investigación del Vaticano, hicieron su descargo públicamente.


El Vaticano, en respuesta, lanzó una insólita amenaza de excomunión contra ambos si no retiran sus acusaciones en un plazo de 48 horas.


En una carta firmada por el Obispo de Roma el 25 de septiembre, se acusa a Caccia y Blanco de “suscitar públicamente el odio contra la Sede Apostólica” y de “obstruir la justicia canónica”. La respuesta de los denunciantes, a través de un video titulado "Nos quieren excomulgar", fue desafiante, afirmando que el Papa está "mal informado" y que no obedecerán la orden.

 
Librería
 
El carisma y las sombras del Sodalicio

Fundado por Luis Fernando Figari como una respuesta al auge de la Teología de la Liberación en Latinoamérica, el Sodalicio se presentó desde sus inicios como un movimiento laico con un carisma centrado en la disciplina y la formación de jóvenes "soldados de Dios". Sin embargo, las denuncias que comenzaron a surgir en el 2000 destaparon una realidad oscura: abusos físicos, psicológicos, sexuales y financieros cometidos dentro de la organización. Figari fue acusado de liderar un sistema sectario basado en el abuso y la manipulación, una sombra que marcó al movimiento hasta la actualidad.


En 2017, un informe interno del propio Sodalicio admitió abusos sexuales cometidos por sus miembros entre los años setenta y 2009, afectando a 19 menores y 17 adultos. La organización, según estimaciones conservadoras, habría victimizado a al menos un centenar de personas, utilizando métodos sectarios y manipulativos.

 
Mariano Mercado
 
Un futuro incierto y millonario

La trama financiera del Sodalicio, de acuerdo con las investigaciones, va más allá de las actividades religiosas.


La organización habría capitalizado una fortuna a través de la compra de propiedades y terrenos, la creación de colegios y cementerios, y la inversión en sectores agropecuarios y mineros. Las preguntas que surgen en torno al destino de estas inversiones y la legalidad de sus transacciones pusieron al Sodalicio en el centro de un escándalo que trasciende las fronteras peruanas.


Según Ugaz, la organización tuvo el respaldo de figuras poderosas dentro y fuera de la Iglesia, lo que permitió que sus operaciones financieras se expandieran a otros países como Ecuador, Chile, Colombia y Brasil. La misión del Vaticano, liderada por Scicluna y Bertomeu, se enfrenta ahora al reto de desentrañar este complejo entramado económico y llevar justicia a las víctimas.

 
Casa Betania
 
Una Iglesia bajo escrutinio

La investigación del Vaticano y la respuesta enérgica de Jorge Bergoglio sacudió a la Iglesia en el Perú . La trama reveló la fragilidad y corrupción que puede permear incluso a las organizaciones más vinculadas con la fe y la moralidad.


El futuro del Sodalicio y el alcance de la operación del Papa están por verse. Mientras tanto, la amenaza de excomunión a Giuliana Caccia y Sebastián Blanco marca un hito en la lucha de Francisco contra la corrupción y el abuso dentro de la Iglesia.


La purga financiera del Sodalicio apenas comienza, y con ella se abre un nuevo capítulo en la búsqueda de justicia y transparencia en uno de los escándalos más oscuros y complejos que enfrenta la Iglesia Católica en años.

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