"Debemos esperar y prepararnos para la salvación", asegura el padre Rafael de Tomás Ferrer en su reflexión de la primera lectura del día (Is. 56,1-3a.6-8).
Esto dice el Señor:
«Observad el derecho, practicad la justicia,
porque mi salvación está por llegar,
y mi justicia se va a manifestar.
"Los traeré a mi monte santo, los llenaré de júbilo en mi casa de oración."
Dichoso el hombre que obra así,
el mortal que persevera en esto,
que observa el sábado sin profanarlo
y preserva su mano de obrar el mal.
El extranjero que se ha unido al Señor no diga:
“El Señor me excluirá ciertamente de su pueblo”.
A los extranjeros
que se han unidos al Señor para servirlo,
para amor el nombre del Señor
y ser sus servidores,
que observan el sábado sin profanarlo
y mantienen mi alianza,
los traeré a mi monte santo,
los llenaré de júbilo en mi casa de oración;
sus holocaustos y sacrificios
serán aceptables sobre mi altar;
porque mi casa es casa de oración
y así la llamarán todos los pueblos».
Oráculo del Señor, que reúne a los dispersos de Israel:
«Todavía congregaré a otros, además de los ya reunidos».
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