En medio de un clima de tensión y represión, sacerdotes y religiosos católicos se encuentran en la mira del gobierno nicaragüense. La última detención, la del padre Álvaro Toledo, deja al descubierto una sistemática campaña contra la Iglesia.
La cárcel, ilustración dolorosa de la realidad de la Iglesia en la dictadura nicaragüense.
El párroco Álvaro Toledo se sumó a la lista de religiosos arrestados en Nicaragua por la administración de Daniel Ortega. Detenido luego de pronunciar una misa donde abordó la aprensión de otros sacerdotes, la diócesis de Estelí anunció su arresto.
Un video circulando en redes sociales captura el momento en que el padre Toledo preveía su posible detención, demostrando valentía y compromiso con su vocación.
ALEGATOS DE "GOLPES DE ESTADO" Y CONSPIRACIONES
La relación tensa entre el gobierno y la Iglesia Católica se acentúa. Ortega señala a la Iglesia de formar parte de un "fallido golpe de Estado" en 2018. Pero, ¿es este el verdadero motivo detrás de los arrestos y persecuciones?
Con la detención de Toledo, ya son 12 los religiosos arrestados en los últimos meses, incluido el obispo Rolando Álvarez, quien fue condenado a 26 años de cárcel por "conspiración".
Según un informe presentado por la abogada Martha Patricia Molina, desde las protestas de 2018, 151 religiosos fueron forzados a abandonar el país, y varios despojados de su nacionalidad nicaragüense.
ATAQUES CONSTANTES CONTRA LA FE
El informe de Molina revela que desde 2018, la Iglesia Católica sufrió 667 ataques, que varían desde destrucción de propiedades hasta prohibición de actividades religiosas y congelamiento de cuentas.
Las iglesias evangélicas tampoco escaparon de la represión, con 70 agresiones registradas.
UN PAÍS EN CRISIS
Desde la rebelión de 2018, Nicaragua se encuentra sumida en una grave crisis social y política. Con un saldo de 355 muertos y miles de exiliados, la situación se complicó aún más con la reelección de Ortega en 2021, quien encarceló a sus principales rivales políticos.
La Iglesia, con su mensaje de paz y solidaridad, se ve amenazada en un régimen que parece decidido a silenciar cualquier voz disidente. La fe y la resistencia de los nicaragüenses, sin embargo, persisten en busca de justicia y libertad.
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