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Papa: "La vejez se desprecia"

“El mito de la eterna juventud es una obsesión, mientras que las arrugas son símbolo de experiencia, vida, madurez, de haber hecho un camino”, señaló Francisco en la audiencia general del 8 de junio.
 

“La ancianidad no es obstáculo para renacer”, señaló el Santo Padre en la décima tercera catequesis sobre la vejez que hoy, frente a una multitud que se congregó en la plaza San Pedro, centró en el Evangelio de san Juan (Jn. 3, 4-6) que se refiere a la pregunta de Nicodemo al Señor sobre la imposibilidad de mayores regresar al seno materno: “¿cómo puede un hombre nacer siendo viejo?”.


“Que el Espíritu nos conceda la reapertura de esta misión espiritual y cultural de la vejez, que nos reconcilia con el nacimiento de lo alto.”

El Obispo de Roma explicó el valor de la importante figura de este anciano del Nuevo Testamento, Nicodemo, a quien Jesús le dice que para “ver el Reino de Dios” hay que “renacer de lo alto”: “se refiere a un nuevo nacimiento en el Espíritu, para el cual la ancianidad no es obstáculo, y a que nos dejemos abrazar por la ternura del amor creador de Dios”, indico el Papa.


"La vejez es la condición, concedida a muchos de nosotros, en la cual el milagro de este nacimiento de lo alto puede ser asimilado íntimamente y hecho creíble para la comunidad humana: no comunica nostalgia del nacimiento en el tiempo, sino amor por el destino final", aseguró el Papa. (Fotografía: Vatican Media)



MITO DE LA ETERNA JUVENTUD

Francisco destacó que vivimos en una época en la que “el mito de la eterna juventud es una obsesión”, en efecto se desprecia la vejez, olvidando que la vida terrenal es un “inicio” y no una “conclusión” y que caminamos hacia la eternidad.


“Las arrugas son un símbolo de la experiencia, un símbolo de la vida, un símbolo de la madurez, un símbolo de haber hecho un camino”, subrayó el Papa, al tiempo que expresó que lo que interesa es el corazón, “que tiene que permanecer con esa juventud del vino bueno, que cuanto más envejece mejor es.


Francisco recibió a una comitiva de ucranianos. (Fotografía: Vatican Media)


“En este sentido, quienes atraviesan la etapa de la ancianidad pueden descubrir, a la luz del Evangelio, una nueva misión: ser signos e instrumentos del amor de Dios que señalan cuál es la meta definitiva a la que estamos llamados, afirmó.




LA BELLEZA DE LA VEJEZ

"La vida en la carne mortal es una bellísima 'incompleta': como ciertas obras de arte que precisamente por estar inacabadas tienen un encanto único. Porque la vida aquí abajo es 'iniciación', no cumplimiento", subrayó Francisco. (Fotografía: Vatican Media)


El Pontífice destacó que “la vejez tiene una belleza única”, ya que “el viejo camina hacia adelante, hacia el destino, hacia el cielo de Dios”.


Por ese motivo la ancianidad es un tiempo especial “porque abre a la ternura del vientre creador y generador de Dios”.


“Que el Espíritu nos conceda la reapertura de esta misión espiritual y cultural de la vejez, que nos reconcilia con el nacimiento de lo alto”, concluyó.

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