Monseñor Adalberto Martínez recibió el Palio Arzobispal. En la homilía el futuro cardenal exhortó a los pastores a salir al encuentro de "los heridos que están caídos al borde del camino, los agobiados, los pobres y humildes, a todos, sin exclusiones".
El Nuncio Apostólico en el Paraguay impone el Palio arzobispal a monseñor Adalberto Martínez Flores.
Alegría. Emoción. Agradecimiento a Dios. Paraguay vive días de enorme gratitud de cara a la creación del primer cardenal del país que se llevará a cabo en agosto en el Vaticano. En la antesala, en una jornada conmovedora, el futuro purpurado monseñor Adalberto Martínez recibió el viernes 8 de julio el palio arzobispal que oficializa su gobierno pastoral en la Santísima Asunción.
Desde muy temprano los fieles comenzaron a congregarse en la catedral metropolitana de la capital para participar del acontecimiento.
El rito de imposición fue presidido por el nuncio apostólico en el Paraguay monseñor Eliseo Antonio Ariotti, frente a todos los obispos del país.
SERVIDOR DE LA IGLESIA
“El obispo, ni tampoco el cardenal, es un príncipe de la Iglesia, por el contrario, está para servir a los demás”, destacó monseñor Martínez Flores en su homilía, en línea con el Santo Padre que pide pastores al servicio del pueblo de Dios.
Asimismo, señaló que que en la Iglesia no hay que rivalizar para ser el primero o protagonista, por el contrario se debe trabajar por los demás: “se debe competir por la toalla para ser servidores unos de otros”.
AMOR A LOS NECESITADOS
El futuro cardenal del Paraguay en otro pasaje de su alocución indicó que para empatizar con el prójimo, se debe poner en el lugar del otro, con actitud de escucha “poniendo los oídos en las necesidades, carencias y sufrimientos”. “Hoy más que nunca las personas tienen necesidad de ser escuchadas; de ahí que los pastores nos debemos destacar en el arte de escuchar”, subrayó.
“El Señor ha querido llamar a hombres concretos para que, juntamente con Él, lleven a los hermanos sobre sus hombros. Ser pastores en la Iglesia de Cristo significa justamente participar en esta tarea, que el palio nos recuerda. De esta manera, el palio se convierte en símbolo de nuestro amor a Cristo Buen Pastor, y de que, unidos a Él, debemos amar a todas las personas, en particular a los heridos que están caídos al borde del camino, a los cansados y agobiados, a los que están desorientados, a los que buscan sentido y se plantean interrogantes, a los pobres y humildes, a todos, sin exclusiones”, destacó.
AL ENCUENTRO DE LOS DESPLAZADOS
Adalberto señaló que como discípulos misioneros guiados por el Santo Padre, deben llevar a una Iglesia de salida a las periferias —tal como pide Francisco—, al encuentro de los necesitados. “sin temor a embarrarse o sufrir golpes por salir a las calles y asumir la carne sufriente de Cristo en los rostros de los pequeños, de los vulnerables, de los excluidos, de los descartados de la sociedad: indígenas, campesinos, niños, mujeres, ancianos, los desempleados, los adictos a las drogas, los enfermos sin hospitales ni medicamentos, hambrientos sin el pan, los presos que hacinan nuestras cárceles en condiciones infrahumanas”, expresó.
PROTEGER LA FAMILIA
La base fundamental de la sociedad tiene que ser una cuestión primordial para todos, y es el centro de la preocupación pastoral, en especial aquellas vulnerables, sin protección social, sin acceso a una vida digna; familias con hijos huérfanos de afectos, desorientadas, sin educación ni dirección.
Por eso el arzobispo de Asunción señaló que “donde la dignidad humana es golpeada por las injusticias, por la inequidad, por la corrupción y por la impunidad, la Iglesia está llamada a levantar su voz profética y colaborar con misericordia para aliviar el dolor y las necesidades de los empobrecidos de nuestra sociedad”.
PREDICAR CON EL EJEMPLO
En línea con la última audiencia del Papa Francisco que indicó que lo importante no son las palabras sino transmitir el Evangelio a través de los actos cotidianos, el futuro cardenal invito a todos los cristianos a dar testimonio de Jesucristo, con hechos y palabras. “Solo así creerán en aquel que nos envía”, manifestó.
PALIO
El Palio Arzobispal es una banda circular, de lana blanca, decorada con seis cruces negras. Insignia exclusiva de los arzobispos o metropolitanos, que se utiliza en forma de escapulario.
Se elabora a partir de la lana que se obtiene de los corderos que le presentan cada año al papa para su bendición en la fiesta de santa Inés (21 de enero).
Posteriormente son confeccionados por las monjas benedictinas de Santa Cecilia, las que bordan seis cruces negras, para simbolizar las seis heridas del Cordero de Dios, Jesucristo.
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