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Murió el Papa del Pueblo: Francisco Partió al Día Siguiente de Pascua 

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 4 horas
  • 2 Min. de lectura
El Papa Francisco falleció esta mañana, apenas un día después de la Pascua de Resurrección. Su partida, silenciosa y conmovedora, estremece al mundo. Desde la Casa Santa Marta, el anuncio oficial encendió un luto global. Se fue el pastor de los pobres, el Papa que rompió moldes, el testigo de la ternura de Dios.
 
Papa Francisco
Papa Francisco.

Roma amaneció en silencio. En una Casa Santa Marta aún impregnada del eco de la Pascua, el cardenal Kevin Joseph Farrell pronunció las palabras que paralizaron al mundo: “A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre”.


Un solo día después de celebrar la Resurrección de Cristo, el Papa Francisco –el primer Pontífice latinoamericano, el que habló de una Iglesia “en salida”, el que lavó los pies de presos y visitó villas miseria– dejó este mundo en el mismo espíritu con el que lo transformó: en silencio, con humildad, y profundamente entregado.


El dolor se esparce con la velocidad del rayo por cada rincón del planeta. No fue un Papa común. Fue incomodó al poder, que desafió al clericalismo, que abrazó al descartado y llamó “hermano” al ateo, al migrante, al marginado. El Papa que no se salvó a sí mismo: se gastó en los otros.


Desde América Latina hasta África, desde las favelas de Brasil hasta los pasillos del Vaticano, su figura trascendió fronteras políticas y religiosas. Francisco no solo predicó el Evangelio: lo encarnó. Y ahora, en la octava jornada de la Pascua –cuando la Iglesia aún saborea el triunfo de la Vida sobre la Muerte–, el Papa del Pueblo cruzó el umbral definitivo.


"Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino", dijo Farrell, con la voz entrecortada y el corazón del mundo latiendo al unísono.


Francisco partió. Pero su legado, como las palabras del Resucitado, seguirá resonando por generaciones: No tengan miedo. Abracen la misericordia.

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