top of page

La Vigilia que Denunció la Corrupción

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 6 horas
  • 3 Min. de lectura
En una homilía impactante, el cardenal Adalberto Martínez no solo celebró la Resurrección de Cristo en la catedral de Asunción, sino que lanzó una fuerte condena contra la corrupción, la injusticia y la fe superficial. Pidió una Pascua que transforme corazones, y no se quede en ritos vacíos.
 
Cardenal Adalberto Martínez
Cardenal Adalberto Martínez.

“¡Cristo ha resucitado! Verdaderamente ha resucitado”. Con esas palabras, el cardenal Adalberto Martínez inició su homilía en la imponente catedral de Asunción durante la Vigilia Pascual. Pero lo que pareció comenzar como una celebración litúrgica tradicional, pronto se transformó en una interpelación directa, valiente y punzante a la conciencia nacional.


“¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado”, proclamó citando el Evangelio. Y desde allí construyó un mensaje poderoso: la Resurrección de Cristo exige una respuesta concreta, un cambio real. No solo una profesión de fe, sino una vida coherente con el Evangelio.


“La corrupción no es un concepto abstracto. Tiene rostro: el del niño que muere sin terapia intensiva, el del anciano abandonado, el del enfermo sin medicamentos. Tiene cómplices: los bautizados que toleran o participan del saqueo al bien común.” (Cardenal Adalberto Martínez)

“No basta con ir a misa o declararse cristiano. Hay bautizados que se confiesan creyentes pero roban sin pudor, dictan leyes injustas y desprecian los valores morales”, advirtió sin rodeos. El tono era claro: no hay Pascua auténtica sin conversión personal y compromiso con la verdad.

 
Pedro Kriskovich
 
DESTERRAR LA CORRUPCIÓN, PORQUE MATA

El purpurado citó a san Pablo para recordar que, por el bautismo, los cristianos son “sepultados con Cristo para vivir una vida nueva”. Pero lamentó que muchas veces esa vida nueva se quede en intenciones: “ritos sin conversión son gestos vacíos. Pura apariencia”.


No hay Pascua auténtica sin conversión personal y compromiso con la verdad.

“Ni nuestra vida privada, ni nuestras responsabilidades sociales, políticas o familiares pueden seguir igual después de la Pascua”, sentenció. Y fue más allá: la corrupción, dijo, es una “enfermedad letal” que mata y hiere al Cuerpo de Cristo.


“La corrupción no es un concepto abstracto. Tiene rostro: el del niño que muere sin terapia intensiva, el del anciano abandonado, el del enfermo sin medicamentos. Tiene cómplices: los bautizados que toleran o participan del saqueo al bien común”, denunció con fuerza.


En uno de los pasajes más contundentes, se animó a proponer un nuevo mandamiento: “No cometerás actos de corrupción”. Y remarcó que quienes ocupan cargos de responsabilidad “deben ajustar su vida a la honestidad, la decencia y la justicia”.


Cardenal
Fieles en la catedral de Asunción. (Fotografía: Facebook / Arzobispado de Asunción)
EL ENCUENTRO CON EL SEÑOR CAMBIA TODO

Pero no todo fue denuncia. También hubo esperanza. Martínez celebró la participación de más de cinco mil jóvenes en la Pascua Joven organizada en 70 parroquias. “Ellos son la prueba de que otra sociedad es posible”, afirmó, alentando a la juventud a ser testigo de la Resurrección con hechos y compromiso.


“La Pascua no es una historia bonita. Es una revolución del corazón. Y solo tiene sentido si nos hace distintos” (Cardenal Adalberto Martínez)

Citando a Benedicto XVI, el cardenal recordó que “no se comienza a ser cristiano por una idea, sino por el encuentro con una Persona: Jesucristo”. Ese encuentro, dijo, debe cambiarlo todo.

 
CASA BETANIA
 
LA VICTORIA DE DEFENDER A LOS NECESITADOS

Hacia el final, retomó las palabras del Pregón Pascual: “Esta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo”. Y pidió que esa victoria se traduzca en acciones concretas: solidaridad, justicia, defensa de la vida, lucha contra la impunidad.


“La Pascua no es una historia bonita. Es una revolución del corazón. Y solo tiene sentido si nos hace distintos”, subrayó el purpurado.


Con la catedral colmada y los corazones encendidos, la homilía de Adalberto Martínez quedó grabada como un grito profético que no se conforma con liturgias vacías. Porque “Cristo ha resucitado” no es solo una frase. Es una llamada urgente a vivir como si realmente lo creyéramos.

Comments


bottom of page