El Papa en la catequesis del miércoles reflexionó sobre la relación que eiste entre la fidelidad de la vejez y el onor de la fe como ejemplo para los jóvenes.
“Eleazar, la coherencia de la fe, el legado del honor”, fue el título de la octava catequesis del Papa Francisco sobre la ancianidad, que brindó el miércoles 4 de mayo ante una multitud que colmó la plaza San Pedro.
El Pontífice Francisco indicó que “la tentación de separar la fe y la vida también podemos encontrarla hoy, de diferentes maneras: vemos que la práctica de la fe muchas veces se presenta de forma negativa, se ridiculiza o se margina, o bien se considera una cosa de ‘viejos’, algo inútil e incluso nocivo para la propia existencia".
“Estamos llamados a testimoniar que la fe no es algo reservado a una etapa de la vida, sino una bendición para todos, un don que siempre merece ser respetado y ser honrado”
Frente a esto, el Santo Padre destacó que los bautizados "estamos llamados a testimoniar que la fe no es algo reservado a una etapa de la vida" sino un don que merece ser honrado.
Asimismo, aseguró que corresponde a los ancianos "devolver a la fe su honor". “La práctica de la fe no es el símbolo de nuestra debilidad, sino más bien el signo de su fuerza", subrayó el vicario de Cristo.
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