El portugués José Mourinho, uno de los mejores entrenadores de fútbol del mundo, revela que parte de su éxito es trabajar duro, rezar mucho y "creer fervientemente en Dios".
José Mourinho fue entrenador de los clubes portugueses SL Benfica, UD Leiria y FC Porto; Chelsea, Manchester United y Tottemham, de Inglaterra; Real Madrid (España); e Inter de Milán y AS Roma, de Italia.
Latinoamérica pone el foco en José Mourinho, no porque algún club este interesado en sus servicios, sino que recuperó y le dio continuidad a Paulo Dybala —actualmente desgarrado y en duda para el Mundial Qatar 2022— que hoy viste los colores de la Roma.
Muchos medios hablan en estos momentos del polémico entrenador portugués, pero pocas líneas le dedican a las cualidades del multicampeón europeo (FC Porto, 2003 y 2004; Inter de Milán 2010; Manchester United 2017; Roma 2022) que destaca por su liderazgo, la forma de quitar la presión a sus futbolistas atrayendo todos los focos sobre sí mismo y su fe en Dios.
El ex director técnico del Real Madrid (2010-2013) hace algunos años consultado por BBC Sports sobre cuál era el secreto de sus éxitos, reveló que es católico y cree fervientemente en Dios: “rezo mucho, intento ser buena persona de modo que Él pueda dedicarme un poco de su tiempo para darme una mano”.
Mourinho desde 2021 hace las veces de local en el estadio Olímpico de la capital italiana, dirigiendo al AS Roma con el que ganó la Liga Europa Conferencia de la UEFA 2021-2022.
ORACIÓN Y TRABAJO
Se encomendará unos minutos a Dios, pero lo que es seguro es que el resto del tiempo no ahorra esfuerzos ni le falta ambición para conseguir sus objetivos.
Todo el mundo lo tiene por un enfermizo trabajador y un excelente profesional. Destaca su minuciosa preparación de los partidos, el control de cada detalle sobre sus jugadores y su especial relación con ellos.
En este sentido lo define esta afirmación: “no basta con trabajar duro, hay que trabajar bien”. Se muestra partidario de “crear un liderazgo positivo en los jugadores, un liderazgo aceptado por todos que no esté basado en el estatus o el poder. Con una atmósfera así, hasta el vigilante o el cocinero se sienten parte del grupo y partícipes del éxito”.
FE VIVA
Muestra de sus creencias religiosas son las innumerables visitas que realizó al Vaticano con sus equipos en el que se tomó tiempo para rezar en la Capilla Sixtina y obsequiarle a cada jugador e integrante del cuerpo técnico, crucifijos.
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