"Cristo es el que le da forma a mi vida", asegura el padre Rafael de Tomás Ferrer en su reflexión de la primera lectura del día (21, 1-6. 10-13).
El corazón del rey es una acequia que el Señor canaliza adonde quiere.
"Quien cierra los oídos al clamor del pobre no será escuchado cuando grite."
El hombre juzga recto su camino, pero el Señor pesa los corazones.
Practicar el derecho y la justicia el Señor lo prefiere a los sacrificios.
Ojos altivos, corazón ambicioso; faro de los malvados es el pecado.
Los planes del diligente traen ganancia, los del atolondrado, indigencia.
Tesoros ganados con boca embustera, humo que se disipa y trampa mortal.
El malvado se afana en el mal, nunca se apiada del prójimo.
Castigas al cínico y aprende el inexperto, pero el sabio aprende oyendo la lección.
El honrado observa la casa del malvado y ve cómo se hunde en la desgracia.
Quien cierra los oídos al clamor del pobre no será escuchado cuando grite.
Comments