La egolatría destruye la relación con Dios
- Canal Vida
- 23 oct 2022
- 3 Min. de lectura
Francisco, antes del rezo del Ángelus, reflexionó sobre la parábola del fariseo y el publicano, e indicó que la humildad acerca a la persona con el Señor, mientras que la soberbia lo aleja.

Francisco saluda a la multitud que se congregó en la plaza San Pedro.
“El orgullo espiritual lleva al culto de sí mismo y a la aniquilación de Dios”, aseveró Francisco en su reflexión del Evangelio (Lc. 18, 10), antes del Ángelus dominical oficiado en plaza San Pedro, sobre la parábola de los dos hombres que subieron a orar, "un hombre religioso y un pecador en toda regla".
“Cuanto más descendemos en humildad, más nos eleva Dios”
AL ENCUENTRO DE DIOS
El Pontífice destacó dos acciones en el pasaje bíblico: subir y bajar. En ese sentido explicó que muchos episodios de las Sagradas Escrituras describen que para encontrarse con el Señor se sube a la montaña: Abraham para ofrecer el sacrificio; Moisés sube al Sinaí para recibir los mandamientos; Jesús sube a la montaña, donde se transfigura.
“La soberbia espiritual lleva a creerte bueno y a juzgar a los demás. Y así, sin darte cuenta, adoras a tu propio yo y borras a Dios.”
“Subir expresa la necesidad del corazón de desprenderse de una vida plana para encontrarse con el Señor; de levantarse de las llanuras de nuestro ego para ascender hacia Dios; de recoger lo que vivimos en el valle para llevarlo ante el Señor”, aseguró el Obispo de Roma, que del mismo modo indicó que “bajar” implica adentrarse en la persona, “cultivar la sinceridad y la humildad de corazón, que nos permiten mirar con honestidad nuestras fragilidades y pobrezas”.

Peruanos residentes en Roma peregrinaron por la plaza San Pedro con la imagen del Señor de los Milagros, en el marco del "mes morado". (Ver nota "Perú vestido de morado")
SENCILLEZ DE CORAZÓN
La virtud de la humildad es lo único que hace que el ser humano se acerque a Dios “sin fingir”, manifestó el Santo Padre, porque de esa manera se muestran las limitaciones, heridas, pecados y miserias que pesan en el corazón. “Cuanto más descendemos en humildad, más nos eleva Dios”, afirmó.
“Donde hay demasiado 'yo', hay poco Dios.”
FARISEO Y PUBLICANO
Contrastando el comportamiento de los dos personajes de la parábola resalta como el publicano “se pone humildemente a distancia (cf. v. 13), pide perdón y el Señor lo levanta”. En cambio, el fariseo “se exalta a sí mismo convencido de que está bien: de pie, se pone a hablar con el Señor sólo de sí mismo, alabándose, enumerando todas sus buenas obras religiosas, y desprecia a los demás”, explicó el sucesor de Pedro.
La actitud del fariseo, el Papa la denominó “soberbia espiritual: lleva a creerte bueno y a juzgar a los demás. Y así, sin darte cuenta, adoras a tu propio yo y borras a Dios”.
Reflexión del Papa Francisco.
Por lo que invitó a los fieles a examinar de manera personal "la presunción interior de ser justos" (Lc 18, 9) que como el fariseo “lleva a despreciar a los demás”.
“Cultivar la sinceridad y la humildad de corazón nos permiten mirar con honestidad nuestras fragilidades y pobrezas.”
“Ocurre, por ejemplo, cuando buscamos cumplidos y enumeramos siempre nuestros méritos y buenas obras, cuando nos preocupamos por aparentar en lugar de ser, cuando nos dejamos atrapar por el narcisismo y el exhibicionismo”, expresó.
NARCISISMO Y EXHIBICIONISMO
Basarse en la vanagloria llevan a la exhibición y práctica del narcisismo donde predomina el “yo” y “donde hay demasiado 'yo', hay poco Dios”, subrayó.
Comentarios