El Papa Francisco propone "Itinerarios catecumenales para la vida matrimonial" en el que se ofrece una visión y una metodología renovada de la preparación al Sacramento del Matrimonio y a toda la vida conyugal, y destaca la importancia de la castidad durante el noviazgo.
En una sociedad "líquida" —como indicó Benedicto XVI— en la que, actualmente, predomina la cultura de la inmediatez y el descarte, muchos matrimonios terminan siendo efímeros por no haber un compromiso real con el otro, sino un “compromiso carnal”.
Ante este presente y el fracaso de muchos matrimonios, el Papa Francisco lanzó los “Itinerarios catecumenales para la vida matrimonial”, un documento preparado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida; como un fruto del Año “Familia Amoris Laetitia”, que convocó por el lustro de la publicación, en 2016, de la exhortación sobre la familia.
El nuevo documento para la preparación al Sacramento del Matrimonio contiene pasos fundamentales para realizar una unión real.
ETAPAS DE CRECIMIENTO
La publicación da continuidad a una indicación expresada repetidamente por el Obispo de Roma en su magisterio, a saber, “la necesidad de un ‘nuevo catecumenado’ que incluya todas las etapas del camino sacramental: los tiempos de preparación al matrimonio, su celebración y los años posteriores”, especialmente cuando los cónyuges pueden pasar por crisis y momentos de desánimo.
“La castidad enseña a los recién casados los tiempos y los caminos del amor verdadero, delicado y generoso, y los prepara para el auténtico don de sí mismos que se vivirá luego durante toda la vida en el matrimonio.”
Destacan dos aspectos nuevos del documento: en primer lugar, una mirada al futuro de la familia, con una preparación muy remota de la vocación matrimonial. De hecho, se trata de preparar el terreno empezando a trabajar con los niños, adolescentes y jóvenes, plantando semillas cuyos frutos podrán verse en los próximos años.
Es que la propuesta no es simplemente renovar la preparación inmediata al matrimonio, sino poner en marcha una pastoral vocacional que anuncie a los niños y adolescentes la vocación al matrimonio, para que sean acompañados al descubrimiento gradual de la llamada a la vida familiar cristiana.
En segundo lugar, se subraya la importancia de que, junto a los sacerdotes, haya matrimonios que acompañen el catecumenado de los que piden el Sacramento del Matrimonio. Su experiencia es decisiva para que haya comprensión, aceptación y gradualidad en este camino, que, en muchas partes del mundo, entre otras cosas, se dirige ahora a menudo a parejas que ya viven juntas y que pueden así sentirse comprendidas por quienes viven su experiencia ya familiar.
“Dedicar tiempo es una señal de amor: si no dedicamos tiempo a una persona, es una señal de que no la queremos.”
COMPROMISO REAL PARA EVITAR LA SEPARACIÓN
En el prefacio del nuevo documento, el Pontífice resaltó “la grave preocupación de que, con una preparación demasiado superficial, las parejas corran el riesgo real de celebrar un matrimonio nulo o que no pueda resistir ni siquiera las primeras crisis inevitables”.
Estos fracasos, alertó, “traen consigo un gran sufrimiento y dejan profundas heridas en las personas”.
Asimismo, el Santo Padre aseguró que productos de las heridas de un fracaso matrimonial las personas “se amargan y, en los casos más dolorosos, acaban incluso por dejar de creer en la vocación al amor, inscrita por Dios mismo en el corazón del ser humano”.
Por lo tanto, subrayó el Papa Francisco, “existe ante todo el deber de acompañar con responsabilidad a quienes expresan la intención de unirse en matrimonio, para que sean preservados de los traumas de la separación y no pierdan nunca la fe en el amor”.
LA IMPORTANCIA DE LA CASTIDAD
La virtud de la castidad, que actualmente parecería pasada de moda y es menospreciada por muchas personas, representa el auténtico “aliado del amor”, ya que es, como indica el documento, “la forma privilegiada de aprender a respetar la individualidad y la dignidad del otro, sin subordinarlo a los propios deseos”.
Del mismo modo, dicha virtud “enseña a los recién casados los tiempos y los caminos del amor verdadero, delicado y generoso, y los prepara para el auténtico don de sí mismos que se vivirá luego durante toda la vida en el matrimonio”.
La castidad enseña en cualquier estado de la vida a ser fiel a la verdad del propio amor. “Esto significará, para los novios, vivir la castidad en continencia y, una vez casados, vivir la intimidad conyugal con rectitud moral”, subraya el documento.
"Son las familias las que componen el tejido de la sociedad y ‘remiendan sus desgarros’ con paciencia y sacrificios diario."
DEDICAR TIEMPO ES UNA SEÑAL DE AMOR
En el prefacio del documento Francisco resaltó que “también hay un sentimiento de justicia que debe animarnos” en la preparación matrimonial.
“La Iglesia es una madre, y una madre no tiene preferencias entre sus hijos. No los trata de forma desigual, les da a todos el mismo cuidado, la misma atención, el mismo tiempo. Dedicar tiempo es una señal de amor: si no dedicamos tiempo a una persona, es una señal de que no la queremos”, subrayó.
Jorge Bergoglio refirió luego que “esto me viene a la mente muchas veces cuando pienso que la Iglesia dedica mucho tiempo, varios años, a la preparación de los candidatos al sacerdocio o a la vida religiosa, pero dedica poco tiempo, solo unas semanas, a los que se preparan para el matrimonio”.
Asimismo, destacó que “los matrimonios constituyen la gran mayoría de los fieles, y a menudo son pilares en las parroquias”. Son también “guardianes de la vida” y de ellos “nacen las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada; y son las familias las que componen el tejido de la sociedad y ‘remiendan sus desgarros’ con paciencia y sacrificios diarios”.
Por ello, “es un deber de justicia para la Iglesia madre dedicar tiempo y energías a preparar a quienes el Señor llama a una misión tan grande como la familia”.
El texto completo del documento lo puede descargar en este link:
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