El Papa aseguró que siente dolor por la persecución que vive la Iglesia en el país centroamericano. La ONU exigió la liberación de los sacerdotes secuestrados por Daniel Ortega. La Conferencia Episcopal Paraguaya, al igual que la de otros territorios, se solidarizaron con Nicaragua.
“Sigo con preocupación y dolor la situación que se vive en Nicaragua”, indicó el Papa Francisco hoy, después del rezo del Ángelus en la plaza San Pedro, sobre los últimos acontecimientos que sucedieron en el país centroamericano: persecución a la Iglesia Católica, asedio a religiosos, expulsión de la congregación Misioneras de la Caridad —fundada por la Madre Teresa de Calcuta—, clausura de medios de comunicación y secuestro durante más de 12 horas de un obispo por parte de la Policía Nacional.
Cabe indicar que el Pontífice habló horas después que el presidente Daniel Ortega autorizó que las fuerzas de seguridad irrumpieran el viernes 19 de agosto a las 3 de la madrugada en la curia episcopal de Matagalpa y se llevará de forma violenta, sin dar explicaciones, al obispo Rolando Álvarez, ocho sacerdotes y un laico. De todos ellos se desconoció el paradero por más de 12 horas.
Luego, en un reporte de la Policía se informó que el prelado fue llevado a Managua, a su casa, donde está en resguardo domiciliar. Los otros religiosos y el camarógrafo, fueron trasladados a la Dirección de Auxilio Judicial, conocido como el Chipote.
El Santo Padre, esta mañana también manifestó su convicción y esperanza de que, "a través de un diálogo abierto y sincero, se puedan seguir encontrando las bases para una convivencia respetuosa y pacífica". “Pidamos al Señor, por intercesión de la Purísima, que inspire en los corazones de todos, una voluntad concreta”, expresó.
Monseñor Rolando Álvarez, secuestrado el último viernes por la Policía Nacional.
LA ONU EXIGE LA LIBERACIONES DE LOS SACERDOTES
El Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, expresó su preocupación "por la grave obstrucción del espacio democrático y cívico en Nicaragua". Y agregó que el asalto en "el Palacio Episcopal de la Diócesis de Matagalpa no hace más que agravar estas preocupaciones".
Tras esta y las “recientes acciones contra la Iglesia católica y organizaciones civiles” Guterres exigió al Gobierno la liberación de todas las personas detenidas de forma arbitraria y reiteró su llamamiento a Ortega para que garantice "la protección de los derechos humanos de todos los ciudadanos, particularmente los derechos universales de asamblea pacífica, libertad de asociación, pensamiento, conciencia y religión".
APOYOS DE DISTINTOS LUGARES DEL MUNDO
Monseñor Adalberto Martínez Flores, presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, expresó su solidaridad y cercanía espiritual con el pueblo nicaragüense.
Los hechos que se viven a diario en Nicaragua donde el presidente Daniel Ortega condena y reprime la libertad de expresión y religiosa de los ciudadanos, despertó el estupor de distintos actores sociales y eclesiales del mundo.
Conferencias episcopales de Honduras, Panamá, Paraguay, Argentina, España, Costa Rica, El Salvador, Venezuela, Cuba, Puerto Rico, Perú, México e Italia, inmediatamente se solidarizaron con monseñor Álvarez.
Por su parte, monseñor David J. Malloy de Rockford, presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), expresó su firme solidaridad con los obispos nicaragüenses, sacerdotes y misioneros extranjeros, “en su vocación de anunciar libremente el Evangelio y vivir la fe”.
INICIO DEL MOMENTO MÁS TENSO CON DANIEL ORTEGA
Daniel Ortega preside Nicaragua por tercera vez.
Una reforma a la Seguridad Social en 2018 provocó el estallido de protestas estudiantiles que fueron apoyadas por empresarios, líderes católicos y sociedad civil. El gobierno la reprimió ferozmente, con un saldo de al menos 355 muertos, 2.000 heridos y 1.600 detenidos en distintos momentos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que informó que en el transcurso de esa fecha hasta la actualidad alrededor de 100 mil personas fueron exiliadas.
La estabilidad política nunca se recuperó y meses antes de las elecciones de 2021 una encuesta mostró que el respaldo a cinco aspirantes presidenciales opositores era superior al de Ortega. En las semanas siguientes estos candidatos fueron arrestados, además de otros dos posibles, por lo que los comicios no contaron con una oposición real.
ENFRENTAMIENTO DEL SANDINISTA CON LA IGLESIA
Cuando estallaron las protestas en 2018, el mismo Ortega pidió ayuda a la Iglesia como mediadora en los diálogos que luego fracasaron entre el gobierno y la oposición.
Grupo de nicaragüenses que se dieron cita hoy en la plaza San Pedro para participar del rezo del Ángelus oficiado por el Papa.
Desde que la Iglesia se involucró, figuras como el cardenal Leopoldo Brenes y el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, rechazaron la violencia. El purpurado expresó su apoyo a las manifestaciones e indicó que estaban justificadas, y Báez rechazó toda decisión política que perjudicara a las mayorías.
Este último dejó el país en 2019 tras un “requerimiento” para ser transferido al Vaticano. Según fuentes consultadas, el Papa Francisco lo traslado a Estados Unidos porque estaba amenazado de muerte por miembros del Gobierno.
Desde sus primeras intervenciones la Iglesia insistió en “revisar el sistema político desde su raíz para lograr una auténtica democracia”. Por estas y otras declaraciones, la relación poco a poco se tensó y Ortega terminó por acusar a los obispos de formar parte de un plan para derrocarlo y los llamó “terroristas”.
La escalada de tensión alcanzó al nuncio apostólico en Managua, monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag, a quien el gobierno obligó a abandonar el país en marzo pasado. El Vaticano expresó “sorpresa y dolor” por la “grave e injustificada decisión” de retirar a su representante del país. El nuncio participó como mediador en el conflicto y apoyó la excarcelación de opositores detenidos.
AGRESIONES AL OBISPO DE MATAGALPA
Monseñor Álvarez es uno de los obispos más críticos de Ortega. Desde 2018 pidió cambios estructurales en el poder electoral para lograr “efectivamente la democratización del país”. También exigió la libertad de unos 190 “presos políticos” y el mes pasado realizó un ayuno para que cesara la “persecución policial” en su contra.
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