Frente a más de 60.000 fieles el Papa, a menos de 24 horas del alta médico, ofició la misa del Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro. Reflexionó sobre el sufrimiento de Jesús y el abandono de Dios, y pidió tener ojos y corazón para los abandonados.
Feligreses de todas partes del mundo se dieron cita a la celebración del Santo Padre que dio inicio a la semana más importante del cristianismo.
En la mañana de este 2 de abril, Francisco ofició la Santa Misa del Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro frente a más de 60.000 fieles, ante quienes reflexionó sobre el sufrimiento de Jesús, que padeció en cuerpo, alma y espíritu, y destacó el abandono de Dios que experimentó en la hora más trágica.
"TÚ ESTÁS AHÍ, JESÚS"
El Pontífice subrayó que la frase "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" lleva al corazón de la pasión de Cristo, al punto culminante de los sufrimientos que padeció para salvarnos.
Ternura. La mirada de amor de Francisco ante la niña que le ofrece su ramo de olivo.
Asimismo, remarcó que el sufrimiento más lacerante es el del espíritu, y que Jesús experimentó el abandono de Dios en un acontecimiento real y extremo.
El Santo Padre explicó que el Señor llegó a sufrir por amor al ser humano, y que en la hora más trágica veía el cielo cerrado, experimentaba la amarga frontera del vivir, el naufragio de la existencia, el derrumbamiento de toda certeza. Sin embargo, destacó que en medio de esa desesperación, Jesús no cedió al límite de la desesperación, sino que se encomendó a Dios.
"LOS ABANDONADOS DE HOY. LOS ‘CRISTOS’ DE HOY"
El Obispo de Roma remarcó que el abandono de Jesús no es un espectáculo, sino que es el precio que pagó por cada uno de nosotros.
Francisco presidió el Domingo de Ramos con voz ronca y visiblemente con deterioro físico como consecuencia de la infección respiratoria que lo tuvo tres días internados.
El vicario de Cristo indicó que la existencia de tantos "Cristos abandonados" en la actualidad, desde las personas en situación de calle hasta los ancianos “tirados” en geriátricos, y pidió que cada uno tenga ojos y corazón para los abandonados.
La sonrisa de la fe: una joven emocionada recibe la bendición del Papa Francisco en el Domingo de Ramos.
Del mismo modo, señaló que Jesús abandonado mueve a las personas a buscarlo y amarlo en los abandonados, porque en ellos está Él, el que salvó a la humanidad descendiendo hasta lo más profundo de nuestra condición humana. “Los rechazados y excluidos son iconos vivos de Cristo y recuerdan su amor loco, su abandono que salva de toda soledad y desolación”, concluyó.
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