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Francisco: “La justicia de Dios no distribuye penas y castigos, sino misericordia que salva”

El Papa señaló, antes del Ángelus dominical, que el ser humano está llamado a ejercer la justicia con compasión, ayuda mutua, “en lugar de hablar mal y dividir”.
 

“La justicia de Dios nace del amor”, aseguró Francisco esta mañana desde la ventana del estudio del Palacio Apostólico desde donde pronuncio el Ángelus antes miles de personas congregadas en la plaza San Pedro.


El Pontífice inició su catequesis sobre el Evangelio de hoy (Mt. 3, 13-17) en el que Jesús se acerca a Juan e inclina su cabeza a orillas del Jordán, para ser bautizado. Era un rito, el de ir al río a recibir el Bautismo, en el que la gente se arrepentía y se comprometía a convertirse con humildad y un corazón transparente.


“La verdadera justicia de Dios es la misericordia que salva, el amor que comparte nuestra condición humana, se hace cercano, comprensivo con nuestro dolor, entrando en nuestras tinieblas para traer la luz.”

Ante esta imagen la gente se sorprende porque el Señor se mezcla con los pecadores, pero Jesús da su respuesta a Juan: “Déjalo por ahora, pues conviene que cumplamos toda justicia”.

 
 
JUSTICIA DEL AMOR DE DIOS

El santo Padre explicó que la justicia de Dios no es tal cual la concepción humana, por el contrario "no tiene como fin la condena del culpable, sino su salvación y renacimiento", la voluntad de hacer justo incluso al más obstinado de los pecadores.


Es una justicia que nace del amor, de esas entrañas de compasión y misericordia que son el corazón mismo de Dios, el Padre que se conmueve cuando el ser humano es oprimido por el mal y cae bajo el peso del pecado y de la fragilidad.


“La justicia de Dios no quiere distribuir penas y castigos, sino que consiste en hacer justos a sus hijos, liberándonos de las asechanzas del mal, curándonos, levantándonos”, subrayó el vicario de Cristo.

 
 
MISERICORDIA SALVADORA

Jesús bautizándose en el Jordán junto a los pecadores es la “muestra que la verdadera justicia de Dios es la misericordia que salva —expresó el sucesor de Pedro—, el amor que comparte nuestra condición humana, se hace cercano, comprensivo con nuestro dolor, entrando en nuestras tinieblas para traer la luz”.

 
 
COMPASIÓN

El Obispo de Roma concluyó su reflexión exhortando a los fieles a imitar el ejercicio de la justicia del Señor, lo cual indicó que es difícil, pero se logra sin calumniar ni acusar a nadie.


Reflexión del papa Francisco.


“Quien juzga y condena divide a las personas en buenos y malos, pero con misericordia acoge compartiendo las heridas y las fragilidades de los hermanos para levantarlos”, expresó el Papa, y subrayó: “llevemos las cargas unos de otros, en lugar de hablar mal y dividir, mirémonos con compasión, ayudémonos.

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