El Papa pide, en un encuentro con jóvenes de la Acción Católica, cambiar el individualismo por la solidaridad.
Más de 2.000 jóvenes de la Acción Católica de Italia fueron recibidos esta mañana por el Papa que los calificó como la “levadura” de la Iglesia de hoy en un mundo marcado por el individualismo, la cerrazón y la mundanidad.
“La enfermedad de la indiferencia es más peligrosa que el cáncer.”
El Santo Padre en la audiencia que se desarrolló en el aula Paulo VI indicó que un lugar donde se sociabiliza y se desarrollan los vínculos que llevan a salir del individualismo es la parroquia, porque allí hay un camino de fe y crecimiento en el que se “ofrece un servicio con gratuidad, a rezar en comunidad, compartir proyectos e iniciativas, a sentirnos parte del pueblo santo de Dios”.
AMOR AL PRÓJIMO
Formar parte de la sociedad implica entrometerse en busca del bien común, integrarse a la comunidad cristiana, lugar de pertenencia para compartir, colaborar y rezar junto al prójimo.
“La fraternidad en la Iglesia se funda en Cristo, en su presencia en nosotros y entre nosotros. Gracias a Él nos acogemos, nos soportamos, nos perdonamos.”
“Ser cristianos es interesarse por la realidad social y aportar nuestra propia contribución”, aseguró el sucesor de Pedro, que destacó que hay que demostrar con hechos que el otro es importante y que “la miseria humana no es un destino que recae sobre unos pocos desgraciados, sino casi siempre el fruto de injusticias que hay que erradicar”.
CRECER EN LA FRATERNIDAD
Ante esa necesidad de contribuir al crecimiento de la Iglesia en fraternidad, el Pontífice reconoció que la debilidad de la dimensión comunitaria actualmente puede asustar, una situación que se agravó por la pandemia, y que ya no no hay esa voluntad de reunirse, hacer debates y asambleas que, por un lado puede ser bueno, pero por otro podría llevar a la mecanización e individualismo.
“El individualismo, la cerrazón en el ámbito privado o en pequeños grupos, la tendencia a relacionarse ‘a distancia’ también infecta a las comunidades cristianas. Si nos fijamos, todos estamos algo influenciados por esta cultura. Así que debemos reaccionar, y ustedes también pueden hacerlo empezando por trabajar sobre sí mismos”, señaló el vicario de Cristo a los jóvenes.
Un trabajo, explicó el Obispo de Roma, que requiere empeño y perseverancia, pues “la fraternidad no se improvisa y no se construye sólo con emociones, eslóganes o eventos”, sino que es un trabajo que cada quien hace sobre sí mismo junto con el Señor.
“La miseria humana no es un destino que recae sobre unos pocos desgraciados, sino casi siempre el fruto de injusticias que hay que erradicar.”
En este contexto invitó a releer la parte de la exhortación Christus Vivit, "Caminos de fraternidad", en la que subrayó que el punto de partida “es salir de uno mismo para abrirse a los demás y salir a su encuentro”.
“La realidad fundamental para nosotros es que en la Iglesia experimentamos este movimiento en Cristo, a través de la Eucaristía: Él sale de sí mismo y entra en nosotros para que salgamos de nosotros mismos y nos unamos a Él, y en Él nos encontremos en una comunión nueva, libre y oblativa. La fraternidad en la Iglesia se funda en Cristo, en su presencia en nosotros y entre nosotros. Gracias a Él nos acogemos, nos soportamos, nos perdonamos”, destacó.
SER LEVADURA EN LA SOCIEDAD
En la relación con Cristo es por medio de la que los fieles, animados por el Espíritu, puedan ser “levadura” en la sociedad.
“Ser cristianos es interesarse por la realidad social y aportar nuestra propia contribución.”
En este sentido, el Papa recordó que se debe ser levadura “desde dentro”, porque de lo contrario, advirtió, que si “nos volvemos mundanos, perdemos la novedad de Cristo y no tenemos nada más que decir o dar”. “La enfermedad de la indiferencia es más peligrosa que el cáncer”, subrayó.
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