El Último Viaje de Francisco: El Pueblo Llora al Pastor del Mundo
- Canal Vida
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El féretro del Pontífice ya descansa en San Pedro. Tres estaciones, una procesión histórica, y un pueblo entero en oración. Así comenzó el último adiós al Papa de la misericordia, de los pobres, del sur y del corazón ardiente. Roma se detuvo. El cielo también.

Roma amaneció este miércoles con una mezcla de duelo y solemnidad. El Vaticano fue testigo de un hecho que marcará generaciones: el traslado del féretro del Papa Francisco desde la Casa Santa Marta hacia la basílica de San Pedro, donde durante tres días será velado por miles de fieles.
Francisco no fue dueño de la fe. Fue su servidor.
No fue solo un traslado. Fue un acto profundamente espiritual, repleto de simbolismo y emoción. Más de 30.000 personas se congregaron desde el alba para acompañar en silencio, con respeto y lágrimas, la última caminata del Papa del pueblo.

PRIMERA ESTACIÓN: ORACIÓN EN LA INTIMIDAD DE SANTA MARTA
Todo comenzó con una breve pero desgarradora liturgia presidida por el cardenal Kevin Farrell, camarlengo de la Santa Iglesia Romana. En la capilla de la Casa Santa Marta, el lugar que Francisco jamás quiso abandonar, se elevó una oración entre lágrimas contenidas:
“Pidamos al Señor, en su misericordia y bondad, que conceda al difunto Papa un hogar eterno en el Reino de los Cielos…”
No hubo discursos políticos. No hubo ostentación. Solo una plegaria que estremeció hasta los muros. Doce años de pontificado resumidos en silencio, incienso y gratitud. Fue allí, en esa capilla, donde su pontificado comenzó cada mañana… y donde terminó su presencia entre nosotros.

SEGUNDA ESTACIÓN: LA PROCESIÓN BAJO EL CIELO DE ROMA
El féretro de madera clara, salió de Santa Marta escoltado por el colegio cardenalicio, entre el retumbar de campanas y el silencio de miles.

La procesión atravesó la plaza Santa Marta, luego el Arco de las Campanas, hasta salir a la plaza San Pedro. A cada paso, la historia se escribía. Fue como si el propio san Pedro esperara al final de la escalinata.
Los aplausos fueron suaves pero continuos. Un aplauso largo. Un aplauso de amor. Un aplauso que parecía no querer dejarlo ir.

TERCERA ESTACIÓN: ANTE EL ALTAR DE LA CONFESIÓN
Ya en el interior de la basílica de San Pedro, el féretro fue depositado ante el Altar de la Confesión, lugar sagrado que resguarda los restos del primer Papa de la historia, san Pedro.
Allí, el coro entonó las Letanías de los Santos en latín, en uno de los momentos más sobrecogedores del rito. Cada nombre de santo pronunciado era como un eco en el tiempo, cada “ora pro eo” una súplica elevada al cielo.

Siguió una lectura del Evangelio de san Juan (17,24-26), la oración sacerdotal de Jesús, proclamando el amor de Dios por sus discípulos. Palabras que parecían escritas para él, para Francisco, ese pastor herido, incansable, humano.
El rito concluyó con la Salve Regina, y muchos —incluso obispos y cardenales— ya no pudieron ocultar el llanto.

EL VELORIO DEL PAPA DE LOS POBRES
El féretro queda expuesto durante tres días, para que peregrinos de todo el mundo puedan despedirse:
📅 Miércoles 23: hasta medianoche
📅 Jueves 24: de 7 a 24
📅 Viernes 25: de 7 a 19
Familias enteras, religiosos, laicos, estudiantes y ancianos desfilaron hoy frente al cuerpo del Papa. Muchos rezaban, otros tocaban el suelo con la frente, algunos dejaban rosarios, cartas y pañuelos.
La atmósfera era la de una vigilia universal. Nadie era extranjero ante el féretro del Papa argentino. Su humildad había roto fronteras.

EL RITO DEL CIERRE: UNA CEREMONIA SECRETA, PERO ETERNA
Este viernes 25 de abril a las 20 (hora de Roma), se celebrará el rito del cierre del féretro, según el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis.
Será una ceremonia privada, pero cargada de rituales milenarios:
Se cubrirá su rostro con un velo blanco de seda
Se colocará una bolsa con monedas: de oro, plata y bronce, una por cada año, mes y día de pontificado
Se insertará un tubo metálico con el acta oficial, donde se detallan sus obras y legado
Solo los cardenales de más alto rango, el camarlengo y algunos prelados estarán presentes. La ceremonia será presidida por el cardenal Kevin Farrell, junto a los decanos de los tres órdenes cardinalicios, el secretario personal del Papa, el Limosnero, y los canónigos del Capítulo Vaticano.

SU ÚLTIMO DESTINO: SANTA MARÍA LA MAYOR
El sábado 26, tras la misa exequial que se celebrará a las 10 en la Plaza de San Pedro, presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, el féretro será trasladado a su última morada.
Francisco será enterrado en la basílica Santa María la Mayor, donde tantas veces fue a rezar en silencio antes y después de sus viajes. Allí, a los pies de la Virgen, descansará el Papa que llevó a la Iglesia hacia las periferias del mundo.

EL LEGADO SELLADO CON FUEGO Y LÁGRIMAS
Francisco no fue solo un Papa. Fue un signo profético. En sus últimos días pidió silencio, oración y misericordia. Se despidió como vivió: sin ruido, sin honores, sin protocolo.
Dejó un magisterio marcado por:
La opción por los pobres
La denuncia profética del clericalismo
La apertura al diálogo interreligioso
La reforma de la Iglesia desde adentro
La ternura como forma de gobierno

EL MUNDO MIRA A SAN PEDRO... Y SE ARRODILLA
Roma está de duelo, pero no está sola. Desde Buenos Aires a Manila, desde Kenia hasta Canadá, millones siguen la transmisión, oran, encienden velas, lloran.
Nunca un Papa tan humano, tan cercano, tan sencillo, había tocado tantas almas sin imponer nada. Francisco no fue dueño de la fe. Fue su servidor.
UN FINAL QUE ES UN PRINCIPIO
Mientras el féretro reposa bajo la cúpula de Miguel Ángel, una frase resuena entre los fieles:
“Lo amamos porque caminó con nosotros… no delante, no detrás. A nuestro lado.”
Y quizás, en el fondo, no se fue. Porque el Pastor que olía a oveja ahora huele a cielo. Porque Francisco vive donde siempre quiso vivir: en el corazón de su pueblo.
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