top of page

El Santo Apedreado con Huesos de Oveja

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 4 horas
  • 4 Min. de lectura
Mientras los ejércitos saqueaban la ciudad y la nobleza negociaba salvarse, un solo hombre caminó hacia la muerte sin pedir nada para sí. No llevaba armas, ni armadura. Solo una túnica y una fe inquebrantable. El resultado fue brutal: fue apedreado por paganos con huesos de animales y luego degollado. Esta es la historia de san Elfego, el obispo que se ofreció como cordero y murió entre huesos… para salvar a su rebaño.
 
 san Elfego
 San Elfego, murió apedreado por huesos.

El siglo XI fue una época oscura para Inglaterra. Las costas eran saqueadas por los daneses, las ciudades incendiadas, los monasterios arrasados. Los ejércitos invasores no solo buscaban tierras, sino oro, poder y esclavos. Nada estaba a salvo: iglesias, niños y ancianos.


En medio del caos, la figura de Alphege (953-1012), arzobispo de Canterbury, se alzaba como la única voz que no buscaba salvarse a sí misma, sino proteger a su pueblo.


Mientras muchos nobles huían o negociaban con los invasores, Elfego eligió no escapar. Se quedó. Sabía que lo buscaban. Y aun así, salió al encuentro de la muerte con los brazos abiertos.

 
Pedro Kriskovich
 
EL CAMINO DEL MARTIRIO COMIENZA CON UNA DECISIÓN

Alphege o Elfego había sido monje benedictino, obispo de Winchester, y finalmente, elegido arzobispo de Canterbury. Era austero, firme, y no temía a los poderosos. Luchaba contra la corrupción dentro y fuera del clero, y su fama de “hombre de Dios sin miedo” se esparcía por todo el reino.


Cuando los daneses tomaron Canterbury en el año 1011, lo apresaron. Querían rescate. Pedían una fortuna por su vida. Sabían que la Iglesia podría pagarlo. Pero Elfego se negó rotundamente.

“No sacrificaré el pan de los pobres por salvar mi piel”, se dice que respondió.

Los daneses, irritados por la negativa, lo mantuvieron preso durante siete largos meses. Lo golpeaban. Lo humillaban. Pero él no cedía.


San Elfego
San Elfego, fue detenido y encarcelado.
EL DÍA EN LO APEDREARON CON HUESOS

El 19 de abril del año 1012, tras meses de prisión, Elfego fue llevado a Greenwich. Era el sábado después de Pascua.


Los soldados estaban borrachos. Querían burlarse. Hacerlo sufrir. No lo mataron con una lanza. Ni con un cuchillo. Ni con una espada. Lo hicieron con huesos de oveja y cráneos de animales que estaban tirados en el suelo.

Le arrojaron los restos de su rebaño. Los huesos de la inocencia. La carne de lo sacrificado.

Y mientras lo golpeaban, él no pedía piedad. Solo rezaba. En voz alta. Por sus enemigos.

Finalmente, un guerrero danés, harto de la escena, le dio el golpe de gracia y lo decapitó.

 
gin
 
EL MÁRTIR DE LOS HUESOS Y LA SANGRE

El pueblo quedó conmocionado. Nadie había visto una ejecución tan cruel, tan simbólica, tan profundamente humillante… y a la vez, tan sagrada.


Habían matado a un pastor con los huesos de sus ovejas. Pero no lo quebraron. No renegó. No odió.


Y fue entonces cuando ocurrió lo inexplicable:

🔻 Su cuerpo, según los relatos, emanaba un perfume dulce.

🔻 Quienes lo tocaron, comenzaron a llorar sin saber por qué.

🔻 Algunos soldados daneses tiraron sus armas y abandonaron el ejército. Había algo en esa muerte que no parecía derrota.


San Elfego
los escritos de la época relatan que cuando su cuerpo yacía muerto emanaba un perfume dulce.
CANONIZACIÓN, MILAGROS Y CULTO A LO LARGO DE SIGLOS

Treinta años después de su martirio, el rey Canuto, que había sido parte del ejército invasor, trasladó solemnemente los restos de Elfego a la catedral de Canterbury, en señal de arrepentimiento y conversión.


La tumba del mártir se convirtió en lugar de curaciones inexplicables, peregrinaciones multitudinarias, y fuente de inspiración para sacerdotes y obispos durante siglos.


Hoy, san Elfego es patrono de los cautivos, de los que sufren injustamente y de los que no se venden ante el poder.


Catedral de Canterbury
Catedral de Canterbury, donde se encuentran los restos de san Elfego.
UNA HISTORIA QUE VUELVE A DOLER... CADA VIERNES SANTO

¿Quién sería hoy Elfego? Tal vez un sacerdote de barrio que se niega a cerrar su parroquia en medio de la violencia. O un periodista cristiano que no acepta sobornos. Tal vez vos. Si alguna vez tuviste que decir “no” aunque sabías que te costaría caro.


El martirio de Elfego no es solo una historia de 1012. Es el espejo de lo que ocurre cuando alguien elige la cruz antes que el cálculo. La verdad antes que la conveniencia. El pueblo antes que su propia vida.

 
casa betania
 
DETALLES BRUTALES QUE LA HISTORIA NO OLVIDA
  • Fue asesinado durante el tiempo pascual, cuando se celebra la resurrección.


  • Su cadáver fue llevado en procesión por paganos convertidos, que lloraban mientras caminaban.


  • La zona donde murió se convirtió en lugar de oración silenciosa durante generaciones.


Y cada 19 de abril, en algunos rincones de Inglaterra, todavía se repite una oración que dice:

“Oh San Elfego, pastor que no negoció, mártir que no gritó, intercedé por quienes aún están encadenados.”


EL ARZOBISPO QUE NO NEGOCIÓ LA FE

Lo mataron con huesos. Pero su sangre hizo temblar reinos.


Hoy, cuando tantos se venden, se callan o miran para otro lado, la figura de san Elfego grita sin gritar. Nos dice que la fe no es negocio. Que el poder no debe comprarse. Y que el martirio, aunque sangriento, siempre florece.

Comments


bottom of page