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EL PRINCIPE QUE MURIÓ POR LA VERDAD

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 1 día
  • 3 Min. de lectura
San Hermenegildo: el hijo del rey que prefirió perder el trono antes que negar su fe. Se conmemora cada 13 de abril a este joven noble visigodo que desafío al poder de su propio padre y el peso de un imperio por una sola razón: su fidelidad a Cristo.
 
San Hermenegildo
San Hermenegildo se negó al trono por fidelidad a Cristo.

San Hermenegildo nació en el seno de la realeza visigoda en el siglo VI. Su padre, Leovigildo, era uno de los más poderosos monarcas de su tiempo, conocido por su inteligencia y su firme adhesión al arrianismo, una doctrina que negaba la divinidad de Cristo.


Hermenegildo, por su parte, había sido educado bajo esa doctrina. Pero un hecho cambió su vida para siempre: su matrimonio con la princesa católica Ingunda, nieta del rey franco Clotario. No solo era bella e inteligente, sino también profundamente fiel a la fe católica. Su ejemplo y oración impactaron al joven príncipe, que comenzó a cuestionar las enseñanzas de su padre. Fue el obispo san Leandro de Sevilla quien terminó por mostrarle la plenitud de la fe verdadera. Hermenegildo abrazó el catolicismo y se bautizó en secreto.

 
Pedro Kriskovich
 
REBELIÓN O TESTIMONIO DE FE

Cuando Leovigildo descubrió la conversión de su hijo, lo consideró un acto de traición política, no solo religiosa. Temiendo una división del reino, le ordenó renunciar a su fe y volver al arrianismo. Hermenegildo se negó.


Entonces comenzó una guerra civil. Hermenegildo fue exiliado, perseguido y finalmente capturado. Su padre, intentando evitar el escándalo, le propuso un trato: podía conservar su vida y sus derechos dinásticos si recibía la comunión de un obispo arriano.


El joven príncipe sabía lo que eso significaba: comulgar de manos de un falso obispo era negar públicamente su fe. Era firmar con pan y vino su traición a Cristo. Y no lo hizo.


Hermenegildo
San Hermenegildo desató una guerra con su padre por no negar la fe católica.
MARTIRIO EN SEVILLA: LA SANGRE DEL TESTIGO

En la noche del 13 de abril de 586, Hermenegildo fue asesinado en su celda por orden de su padre. No hubo juicio. No hubo espada brillante. Solo una decisión silenciosa y brutal. El héroe de la verdad caía como caen los santos: solo ante el mundo, pero rodeado de la gloria del cielo.


Con su muerte, se convirtió en el primer mártir católico de la realeza visigoda. Su testimonio no solo impactó a la Iglesia de su tiempo, sino que también transformó a su propio padre. Leovigildo, antes de morir, se reconcilió con la fe católica. Su otro hijo, Recaredo, abrazó también el catolicismo y convirtió oficialmente al reino visigodo.

 
GIN
 

Un santo que incomoda al poder

San Hermenegildo fue canonizado muchos siglos después, pero su ejemplo nunca dejó de latir en el corazón de España. Fue modelo de fidelidad, valentía y discernimiento. No se rebeló por rebeldía, sino por convicción. No murió por un trono, sino por una Eucaristía.


Hoy, en tiempos donde muchos niegan la fe por miedo, conveniencia o presión social, san Hermenegildo sigue interpelando a los cristianos. ¿A qué le tenés miedo? ¿Qué precio tiene tu silencio? ¿Aceptarías una verdad a medias por no perder una comodidad?


San Hermenegildo
San Hermenegildo asesinado.
UN LEGADO ETERNO

Cada 13 de abril, la Iglesia recuerda al joven que murió como un rey sin corona, pero con la gloria de los mártires. En Sevilla, su nombre aún resuena entre los muros de las iglesias. Su historia es contada como se cuentan las leyendas verdaderas: con respeto, con fuego en la voz, con una pregunta final: ¿Y vos, qué hubieras hecho? San Hermenegildo, príncipe mártir, rogá por nosotros.

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