Francisco no pudo presidir la misa, pero envió un mensaje de aliento y fe a quienes sirven a los más necesitados.

El Vaticano fue testigo de un emotivo encuentro en la Santa Misa del Jubileo del Mundo del Voluntariado, celebrada hoy en la plaza de San Pedro. Aunque el Papa no pudo presidir la ceremonia debido a su estado de salud, su mensaje fue leído por el cardenal Michael Czerny, quien transmitió sus palabras de gratitud y aliento a quienes dedican su vida al servicio de los demás.
En su mensaje, Francisco resaltó la importancia del voluntariado como una expresión viva de la misericordia de Dios. "Siguiendo el ejemplo de Jesús, ustedes sirven al prójimo sin servirse del prójimo", expresó, reconociendo el papel fundamental de estos servidores en la construcción de una sociedad más justa y fraterna.

Un mensaje de esperanza en tiempos difíciles
El Obispo de Roma reflexionó sobre la importancia de enfrentar las tentaciones con fe y determinación, asegurando que Jesús nunca nos abandona en el desierto de la vida. En su homilía destacó que el mal busca alejar al hombre de Dios y sembrar la desesperanza, pero la fe en Cristo es la clave para superar las pruebas.
"Nosotros, frente a la tentación, algunas veces caemos; todos somos pecadores. Pero la derrota no es definitiva, porque Dios nos levanta de cada caída con su perdón", señaló. También recordó que la victoria definitiva sobre el mal se dio en la Cruz y la Resurrección, y que cada cristiano, con su servicio y testimonio, está llamado a ser parte de esa victoria.

El compromiso del voluntariado en la Iglesia
El Santo Padre destacó la importancia de los voluntarios en los desiertos de la pobreza y la soledad, donde su labor permite que surjan brotes de una nueva humanidad. "Su entrega infunde esperanza en toda la sociedad", afirmó, alentándolos a continuar su misión.
El Jubileo del Voluntariado reunió a miles de personas comprometidas con la caridad y la ayuda al prójimo. Francisco los instó a seguir adelante en su servicio, siendo luz en medio de las dificultades y agentes de un cambio real en el mundo. "El voluntariado es una semilla de esperanza que florece en el corazón de la Iglesia", concluyó.

Un llamado a la acción
La misa en la plaza fue un recordatorio del valor del servicio desinteresado, un pilar fundamental en la enseñanza cristiana. En un mundo donde tantas personas enfrentan crisis económicas, sociales y espirituales, la labor de los voluntarios es más esencial que nunca.
Francisco, aun desde su convalecencia, quiso estar presente en esta jornada, demostrando que la fuerza de la fe y la caridad pueden trascender cualquier obstáculo. Su mensaje resuena con fuerza: servir al prójimo es servir a Dios.
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