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Foto del escritorCanal Vida

El cerro de las 200 mil cruces

El símbolo cristiano que pobló una montaña se convirtió en sinónimo de la libertad religiosa y protesta contra Rusia.
 

La basílica de San Pedro (Italia), la iglesia Sagrada Familia (España), el Monte de los Olivos y la iglesia del Santo Sepulcro, entre otros, son lugares que encierran belleza, historia y misterio, que todo ser humano tendría que visitar. A esa lista se suma un sitio que se transformó en un sector de religiosidad popular y esperanza en Lituania, la “Colina de las Cruces”: recogimiento y fe a 12 kilómetros de Siauliai, al norte del país de los lagos.


 
 

SÍMBOLO DE PROTESTA

Durante la ocupación soviética, las cruces eran destruidas, pero los lituanos todas las noches, a escondidas, las reparaban y volvían a colocarlas.


Hay muchas historias sobre por qué ese lugar se pobló de cruces, desde honores a Cristo, promesas para que alguien sea sanado hasta la leyenda sobre una princesa.


La versión más fidedigna y de la cual se encuentra documentación es la que narra que la gente comenzó a poner cruces en 1863 en homenaje a los caídos en el levantamiento contra el imperio ruso, del cual Lituania formaba parte.

 
 

A pesar de que los zares prohibieron que fueran a ese lugar, los lituanos continuaron haciéndolo y para la I Guerra Mundial (1914-1918), la “Colina de Cruces” había crecido en tamaño y peregrinos. Actualmente hay más de 200 mil cruces.


Cuando Lituania proclamó su independencia en 1918, la “Colina de Cruces” se volvió un lugar para rezar por la paz. Sin embargo, cuando el país fue ocupado por la Unión Soviética, los peregrinos fueron perseguidos e incluso castigados.


Se cortaron las carreteras que conducían a ella, se intentó inundarla y destruirla. Los soviéticos llegaron a decir: “Es más difícil destruirla, porque la gente la vuelve a hacer más poderosa”. El sitio se convirtió en un “símbolo de libertad religiosa”.




LUGAR BENDENCIDO POR UN SANTO

“La Cruz es para todas las naciones y para la Iglesia una fuente providencial de bendiciones, un signo de reconciliación entre los hombre. Ella dio sentido y valor a los sufrimientos, enfermedades, dolor; y hoy como en el pasado, la cruz continúa en la vida del hombre”, subrayó san Juan Pablo II frente a las cruces en su visita a Lituania en 1993.


El 7 de septiembre de 1993 san Juan Pablo II visitó ese lugar como parte de su viaje apostólico por Lituania, Letonia y Estonia.


En el 2000 fue construida cerca del lugar una capilla franciscana. En el 2008, la UNESCO reconoció la fabricación de cruces y su simbolismo en Lituania como Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad.

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