El cardenal en la sombra: Cipriani y el silencio que rompió el Vaticano
- Canal Vida
- hace 4 días
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Una historia de poder, abuso y misterio que sacude a la Iglesia latinoamericana.

Era un secreto que muchos conocían, pero pocos se atrevían a nombrar. El cardenal Juan Luis Cipriani, uno de los rostros más influyentes del Opus Dei y figura dominante de la Iglesia en Perú durante dos décadas, se encuentra hoy en el centro de una tormenta eclesial y mediática. Acusado de abuso sexual en una denuncia que data de 1983, su historia es un entramado de poder, silencios, castigos y desafíos directos al mismísimo Papa Francisco.

Una carta que lo cambió todo
Fue en 2018 cuando una víctima, conocida como “la víctima de 1983”, decidió romper el silencio. Durante una confesión siendo menor de edad, según relató, fue abusado por quien luego se convertiría en cardenal. No buscaba dinero, ni venganza. Solo pidió que su carta llegara directamente al Papa. Y así fue.
A través de figuras clave como Pedro Salinas, Rosa María Palacios y el sobreviviente chileno Juan Carlos Cruz, el testimonio llegó a las manos del Sumo Pontífice. Lo que siguió fue un proceso reservado y doloroso, pero con consecuencias concretas: el Vaticano impuso un precepto penal contra Cipriani, restringiendo su actividad pública, uso de insignias y residencia.

Desobediencia y desafío al Papa
Pero Cipriani no se quedó callado. Desde su residencia en Madrid, respondió con cartas, negó todo. Esta actitud provocó la reacción de la Conferencia Episcopal Peruana y del arzobispo de Lima, quienes respaldaron al Papa y recordaron la vigencia de las sanciones.

Un símbolo que se resquebraja
Fue el primer cardenal del Opus Dei. Protagonista de años duros como arzobispo de Ayacucho durante la época del terrorismo. Conservador, polémico y poderoso, su figura dividía aguas.
Hoy, esa figura se resquebraja. El peso de las acusaciones, sumado a las decisiones del Papa y el respaldo de la Iglesia peruana a las víctimas, lo dejan cada vez más aislado.

¿Y ahora qué?
La pregunta está abierta: ¿continuará Cipriani desafiando al Vaticano? ¿Habrá nuevas sanciones? ¿Se abrirá un proceso penal canónico? ¿Aparecerán más denuncias?
Lo único claro es que la Iglesia ya no calla. El silencio de décadas se rompió. Y el eco de esa voz que clamaba justicia desde 1983, finalmente, llegó hasta Roma.
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