El Vaticano dio luz verde a la veneración de Nuestra Señora de la Misericordia de Pellevoisin, un reconocimiento que respalda décadas de devoción y milagros asociados a las apariciones marianas en esta pequeña localidad francesa. La historia de Estelle Faguette, la humilde vidente, y las enseñanzas de la Virgen siguen tocando los corazones de miles de peregrinos.
El Vaticano, a través del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, aprobó la devoción a Nuestra Señora de la Misericordia de Pellevoisin, permitiendo así que los fieles veneren libremente a la Virgen bajo este título. Esta decisión fue comunicada en una carta del cardenal Víctor Manuel Fernández al arzobispo de Bourges, Jérome Daniel Beau. Aunque la Iglesia no se pronunció sobre la sobrenaturalidad de las apariciones, destacó el valor espiritual y los frutos positivos que generó a lo largo de los años.
La vidente de María
Todo comenzó en 1876, cuando Estelle Faguette, una mujer humilde de 32 años gravemente enferma, experimentó varias apariciones de la Virgen María en Pellevoisin, una pequeña localidad en el centro de Francia.
Desahuciada por los médicos, Estelle decidió escribir una carta desesperada a la Virgen, implorando su intercesión para curarse y seguir cuidando de sus padres. A los pocos días, comenzó a tener visiones de la Madre de Cristo, quien le transmitió mensajes de paz, esperanza y la importancia de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
María prometió su curación, y tras la quinta aparición, Estelle fue sanada de manera milagrosa, algo que los médicos no pudieron explicar. Este hecho fue considerado un milagro por el arzobispo de Bourges en 1893, dando paso a una creciente devoción en la región.
Mensajes de Misericordia
Los mensajes de la Virgen a Estelle fueron sencillos y llenos de ternura. "No temas, eres mi hija", le dijo la María en una de las apariciones, y luego agregó: "Si quieres servirme, sé sencilla". También le encomendó difundir la devoción al escapulario del Sagrado Corazón, recordando que los tesoros de su Hijo están abiertos para quienes confían en Él. Estos mensajes resonaron entre los fieles, quienes encontraron en ellos una invitación a vivir la fe con sencillez, paz y confianza en la misericordia divina.
Un legado reconocido por la Iglesia
La devoción a Nuestra Señora de la Misericordia de Pellevoisin floreció a lo largo de los años, recibiendo el respaldo de varios papas. León XIII concedió indulgencias a los peregrinos que visitaban el santuario en 1892, y Benedicto XV elogió la importancia de Pellevoisin como un lugar especial de gracia. En 1922, se autorizó una misa votiva en honor a la Virgen, un acto que sigue celebrándose hasta hoy.
La reciente aprobación del Vaticano no solo reconoce la importancia de esta devoción, sino que también invita a los fieles de todo el mundo a unirse en oración y confianza en la intercesión de la Madre de Misericordia. Pellevoisin sigue siendo un santuario de paz y milagros, donde la fe de los peregrinos encuentra consuelo y esperanza.
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