Los dos religiosos acribillados el lunes 20 de junio fueron enterrados hoy.
Lágrimas, dolor, plegarias al Señor… Imágenes que se fueron dando sucesivamente en un lunes nublado en el entierro en el poblado norteño mexicano de Cerocahui de los jesuitas Javier Campos (79) y Joaquín Mora (80), asesinados el lunes 20.
En una despedida sentida participaron familiares, religiosos, amigos y autoridades para acompañar, en el poblado de 600 habitantes, a los sacerdotes enterrados cerca de la iglesia donde fueron acribillados.
Durante la ceremonia fueron recordadas las labores que cumplieron por décadas los dos jesuitas en las humildes comunidades de la sierra de Tarahumara.
Desde ahí los féretros iniciaron la subida a la sierra, con paradas en varias localidades, por unas montañas de carreteras sinuosas, de gran pobreza y marginación.
En cada parada se repitieron rituales indígenas que, según sus creencias, sirven para restablecer el orden de la vida y elevar sus almas al cielo.
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