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¡Desgracias, Fe y Esperanza: Homilía Urgente de Valenzuela!

En un mensaje contundente desde el santuario de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela instó a los fieles a abrir los ojos ante las necesidades ajenas y vivir con fe. Recordó que sólo la palabra de Dios perdura y llamó a evitar distracciones mundanas.
 
Ricardo Valenzuela

Monseñor Ricardo Valenzuela alienta a los fieles desde el santuario de Caacupé a ser faros de solidaridad en tiempos difíciles, destacando que las obras de amor y la preparación espiritual son más urgentes que nunca en un mundo lleno de desafíos y tragedias.


Desde la explanada del santuario de Caacupé, el obispo Ricardo Valenzuela ofreció ayer una homilía cargada de fuerza y urgencia. Basándose en el discurso apocalíptico de Jesús, destacó que el punto esencial no son las catástrofes ni las señales del fin de los tiempos, sino la preparación espiritual para el encuentro con el Señor resucitado. “Nuestra meta final es el encuentro con el Señor. Debemos estar siempre preparados”, enfatizó.

 
“Miremos a Jesús, no el horóscopo ni las distracciones mundanas”
 
Kriskovich
 
Un Llamado a la Acción Solidaria

En un momento conmovedor, el obispo exhortó a los fieles a prestar atención a quienes tienen cerca. “¿Quién está a tu lado? ¿Qué está necesitando? Escúchale, ayúdale”, insistió.


Asimismo, enfatizó que Jesús nos invita a dejar de lado la curiosidad por el fin del mundo y enfocarnos en vivir con obras de amor y justicia. “Miremos a Jesús, no el horóscopo ni las distracciones mundanas”, expresó con firmeza.

 
Mariano Mercado
 
Calamidades y Reflexión

Valenzuela también se refirió con dolor a las desgracias recientes, como el trágico accidente en la ruta Ecovía que dejó una niña huérfana. “¿Qué nos está pasando? Solo la palabra del Señor queda y permanece”, subrayó, instando a todos a vivir vigilantes y alejados del pecado.

 
Betania
 
El Ejemplo de Carlo Acutis

El obispo concluyó con un inspirador ejemplo: el beato Carlo Acutis, quien, a pesar de su juventud y el uso de la tecnología, vivió con santidad. “Desde los 15 años uno puede ser un gran santo, incluso frente a una computadora”, recordó, motivando a los jóvenes a seguir su ejemplo y acercarse a Dios con fe y esperanza.

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