El pequeño de tres años se encontraba con su madre en un templo de Fresnillo (México) cuando lo mataron.
Fieles se manifiestan frente a la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe para pedir por el esclarecimiento del crimen de Kaleb Ortiz.
Vivir en México se torna cada vez más peligroso, y en Fresnillo casi que es inviable, considerada una de las ciudades más violentas de ese país. El nuevo capítulo de este lugar escrito con sangre lamentablemente sucedió el último fin de semana cuando un niño de tres años cayó desplomado asesinado a balazos en el interior de la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe.
De acuerdo con testigos, el hecho se produjo el 20 de mayo cuando dos sujetos ingresaron al templo y dispararon indiscriminadamente para matar a una persona que se refugiaba allí.
El niño Kaleb Ortiz se encontraba con su madre en el templo y fue alcanzado por las balas mortales, además de dos feligreses que fueron heridos, lo mismo que la persona a la que perseguían.
Los criminales se dieron inmediatamente a la fuga, y según un parte policial ya habrían sido identificados.
BASTA DE ASESINATOS
Los vecinos de Fresnillo, al día siguiente de los hechos, se acercaron al atrio del templo para exigir justicia y que se detenga la violencia en la ciudad que es víctima de constantes “ajustes de cuentas” entre bandas del crimen organizado y narcotraficantes que se “disputan la plaza”.
LLAMADO DE ATENCIÓN A LOS POLÍTICOS
La Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) condenó el lamentable suceso y lo sumó a la triste lista de sacerdotes asesinados en los últimos meses y el crecimiento de la violencia y el crimen contra miembros de la Iglesia Católica en ese país, que aumentó considerablemente desde que esta en la presidencia Manuel López Obrador.
El padre José Guadalupe Rivas, asesinado la semana pasada, se convirtió en la quinta víctima desde que Manuel López Obrador es presidente.
Asimismo, los prelados mexicanos advirtieron que “todos los límites de la violencia y del respeto humano se superan cuando se ataca a un hombre de Dios (padre José Guadalupe Rivas —ver nota—) y se ataca a otro (el pequeño Kaleb) dentro de la casa del Señor, que merece todo nuestro respeto”.
Por último, los obispos exhortaron a los feligreses a seguir rezando “para que nuestras autoridades encuentren los mejores caminos de pacificación y seguridad que todos necesitamos, que los criminales se arrepientan y cambien de vida”.
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