En una ceremonia multitudinaria llegaron a los los altares los mártires del Zenta, los sacerdotes Pedro Ortiz de Zárate y Juan Antonio Solinas sj.
Miles de fieles se acercaron a San Ramón de la Nueva Orán para mostrar su devoción a los neo beatos.
Alegría. Fervor. Devoción. Agradecimiento a Dios. Una mañana distinta se vivió en San Ramón de la Nueva Orán (Salta), en el norte argentino, un lugar tocado con la gracia divina donde los sacerdotes misioneros Pedro Ortiz de Zárate y Juan Antonio Solinas sj fueron beatificados ante miles de fieles que de distintos puntos del país se acercaron para honrar a los mártires del Zenta.
Alrededor de las 10 inició la ceremonia presidida por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, y concelebrada por el nuncio apostólico en Argentina, monseñor Miroslaw Adamczyk; el obispo de la diócesis anfitriona, monseñor Luis Antonio Scozzina ofm; el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado, Mario Aurelio Poli; y más de 40 obispos del país y 200 sacerdotes.
RITO
En el comienzo de la celebración, el obispo de Orán junto con la postuladora de la causa hermana Isabel Fernández, se dirigieron al cardenal Semeraro para pedir en su nombre al Santo Padre, que inscriba en el número de los beatos a los siervos de Dios Pedro Ortiz de Zárate y Juan Antonio Solinas sj, y leyeron una reseña biográfica de ambos sacerdotes.
Seguidamente, fue leída la carta apostólica enviada por el Papa Francisco, que declara beatos a los Mártires del Zenta, y fue descubierta la imagen oficial de la beatificación. Su fecha litúrgica será el 27 de octubre, día de su paso al Cielo.
MARTIRIO, SEMILLA DE FE
De la persecución por odio a la fe surge una semilla que germina en el corazón “por la justicia practicada por el amor a Cristo”, indicó el cardenal Semeraro en su homilía de la beatificación de los mártires del Zenta.
“Lo que da valor a la muerte, es la muerte del santo de los santos, es decir del Señor, la primera semilla de la que ha germinado la Iglesia. Cristo se hacía semilla y germinaba la Iglesia”, afirmó, al tiempo que señaló que “esto es precisamente lo que hoy estamos celebrando, con el martirio de los beatos festejamos la primavera de la Iglesia”.
En esa línea, destacó que el sufrimiento, la persecución, la humillación, es parte de la vida del cristiano, por lo que se debe “aceptar cada día el camino del Evangelio, aunque nos traiga problemas, esto es santidad”.
AGRADECIDOS
Antes de la bendición final, el padre Rafael Velasco sj, superior provincial de los Jesuitas, leyó un saludo del superior general, Arturo Sosa Abascal sj a la comunidad. En sus palabras hizo hincapié en el testimonio de los dos nuevos beatos y también de los compañeros mártires que aparecen en la imagen, y que entregaron su vida.
Seguidamente, el obispo anfitrión, monseñor Luis Antonio Scozzina, expresó su agradecimiento especial, en la figura del cardenal Semeraro, a Francisco.
También dirigió su reconocimiento al nuncio apostólico, al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, al cardenal Poli, a los obispos presentes, y expresó un agradecimiento especial a la hermana diócesis de Jujuy, a la delegación llegada desde Nuoro, y al Síndaco de Oliena. “Los mártires nos unen”, afirmó.
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