El Papa antes del Ángelus aseguró que es tiempo litúrgico es propicio para pedir perdón a Dios y perdonar, “volver a empezar”. “Nunca es demasiado tarde, existe siempre la posibilidad de recomenzar”, subrayó.
El Papa reflexiona desde la ventana del Palacio Apostólico. (Fotografía: Vatican Media)
Francisco indicó en el Ángelus de este segundo domingo de Adviento que para tomar a Dios en el corazón el ser humano necesita “bajar del pedestal”, arrepentirse y ser humildad.
Asomado desde la ventana del Palacio Apostólico, ante una multitud congregada en la plaza San Pedro adornada con el Pesebre y el árbol de Navidad, reflexionó sobre el pasaje del Evangelio de Mateo (3,1-12) que describe la figura de Juan Bautista, “hombre alérgico a la duplicidad”.
JUAN, UN HOMBRE QUE RECHAZA LA HIPOCRASÍA
Las Sagradas Escrituras describen al Bautista como una persona austera, que infundía temor, aunque en realidad esa dureza era producto de su rechazo a la hipocresía.
Juan visitaba las aldeas y poblados llevando la Palabra, y en esos recorridos se le acercaban curiosos y oportunistas que trataban de sacarle provecho.
“Así, entre duplicidad y presunción, no aprovecharon la ocasión de la gracia, la oportunidad de comenzar una nueva vida: estaban encerrados en la presunción de ser justos”, comentó el Santo Padre, y destacó que por ese motivo el Bautista les decía: “¡Muestren los frutos de una sincera conversión!".
Del mismo modo, el sucesor de Pedro afirmó que la hipocresía es el peligro más grave, porque puede arruinar incluso las realidades más sagradas.
Por eso Juan es duro con los hipócritas, mientras con las personas que acudían para confesar sus pecados las bautizaba en el Jordán.
“Por eso para acoger a Dios no importa la destreza, sino la humildad; hay que bajar del pedestal y sumergirse en el agua del arrepentimiento”, subrayó el vicario de Cristo.
Reflexión del Papa Francisco antes del Ángelus.
QUITARSE LAS MÁSCARAS
El Pontífice indicó que el Adviento es un tiempo propicio para quitarse la máscara de la hipocresía, soberbia y “ponernos en fila con los humildes, para liberarnos de la presunción de creernos autosuficientes, para ir a confesar nuestros pecados, aquellos escondidos, y recibir el perdón de Dios, para pedir perdón a los que hemos ofendido, y así comenzar una nueva vida”.
Por lo tanto, aseguró que es importante purificar el sentido de superioridad para ir por un solo camino, el de la humildad.
“Con Jesús siempre hay una oportunidad de volver a empezar, nunca es demasiado tarde: existe siempre la posibilidad de recomenzar”, manifestó Jorge Bergoglio y pidió a los fieles que “tengan coraje” para acercarse al Señor porque el Adviento “es un tiempo de conversión”. “Él nos espera y no se cansa jamás de nosotros”, concluyó.
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